Como ya sabemos, la psicopatía y la sociopatía, son trastornos de personalidad antisocial. De todas formas, aunque ambos tienen similitudes, como la conducta antisocial, el desprecio por las reglas y las normas básicas de convivencia y la poca o nula empatía, también existen algunas diferencias que vamos a ver a continuación.
1. Diferencias en los factores de riesgo y desencadenantes. La psicopatía es un trastorno presente desde el nacimiento y se debe, principalmente, a diferencias innatas tanto biológicas (en la función cerebral) como en el temperamento y en la capacidad de socialización en etapas de crecimiento. Mientras que la sociopatía se debe, más bien, a una crianza negligente aunque el individuo al nacer tuviera un temperamento y una función cerebral normal. Las dificultades en la socialización se asocian a ambientes de pobreza, de violencia, de abusos y de malos tratos durante la infancia.


2. El psicópata se desenvuelve mejor socialmente que el sociópata. Los psicópatas conocen las reglas básicas de socialización (aunque sientan desprecio por ellas) e, incluso, saben ser carismáticos cuando les interesa. Sin embargo, los sociópatas tienen más dificultades para ser aceptados socialmente porque, a pesar de intentarlo, les resulta muy difícil resultar agradables a otras personas.
3. La falta de empatía. Los psicópatas tienen una falta total de empatía, por lo que perciben a los demás como meros objetos que pueden utilizar para conseguir sus objetivos. Los sociópatas son más empáticos, pero tienen dificultades para reconocer los comportamientos que pueden resultar dañinos para los demás.

4. La estabilidad emocional. Mientras que los psicópatas son más fríos, calculadores y manipuladores a la hora de conseguir sus objetivos, los sociópatas son más inestables emocionalmente y actúan de manera más impulsiva, teniendo serias dificultades para controlar sus impulsos. Son más agresivos.
La importancia de la crianza en la sociopatía
Como hemos visto antes, la crianza negligente (sin normas ni límites) y ciertos ambientes en los que se cría el menor pueden predisponer a desarrollar una sociopatía, que se caracteriza por el incumplimiento de las normas sociales, desconocimiento de las conductas que hacen sufrir a las demás personas y conductas violentas y agresivas, que les llevan a cometer delitos.
La mayoría de las personas con trastorno antisocial que cometen delitos violentos son sociópatas. Por lo tanto, supone un mayor problema social y de delincuencia.


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